Logroño contaba en los siglos XVI y XVII con numerosas cofradías, con
sede en las iglesias que en aquel momento había en la ciudad, como Santa
María de la Redonda.
Una vez finalizada la guerra civil en 1939, se comenzó a palpar en
Logroño un hondo deseo de llegar a poseer una serie de organizaciones
que diesen el rigor y la seriedad necesaria a los desfiles procesionales
de la ciudad. Se decidió que se fundaría una hermandad, que con sus
hábitos discretamente llamativos llamasen a la piedad y la devoción del
Santo Entierro a su paso ordenado por las calles logroñesas.
En 1940 se
constituyó canónicamente la Hermandad de la Pasión y del Santo Entierro. Por lo que respecta a la magna Procesión del Santo Entierro, ésta tomaba
más realce con el paso de los años, llegando a participar en ella en
1943 miembros de la división azul recién llegados de combatir en Rusia,
formados en piquete de honor con banda de cornetas.
A partir de 1950 la Hermandad sufre momentos de crisis, agraviados por
los gastos económicos y el bajo número de hermanos (menos de 500). Se
buscaron múltiples soluciones para poder continuar con sus propósitos,
hasta que en 1956, la ilusión de los hermanos pudo hacer posible nuevas andas para el paso del Sepulcro.
En 2000 la Hermandad de la Pasión y del Santo Entierro se convierte en
la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño. En 2002
ingresa la Cofradía de las Siete Palabras, la única que no pertenecía a
esta hermandad.
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